Plena Inclusión Madrid

Algunos retos para el desarrollo de la asistencia personal con las personas con discapacidad intelectual

La asistencia personal en discapacidad intelectual tiene varios retos:

  1. Avanzar en los modelos de transformación de servicios y apoyos a personas con discapacidad.
  2. Desterrar la idea de que la asistencia personal y la vida independiente sólo valen para personas con capacidad para tomar decisiones. 
  3. No dejar fuera a las personas con más necesidades de apoyo.
  4. Dar voz y visibilizar a las personas con discapacidad y a su reivindicación. . 

Extracto de la Intervención en el I Congreso de Asistencia Personal y Discapacidad Intelectual de Plena Inclusión. Zaragoza, 25 y 26 de septiembre de 2018.

Para que la asistencia personal avance y se consolide para las personas con discapacidad tenemos que afrontar varios retos, algunos son internos a nuestro movimiento asociativo y otros los debemos trabajar fuera.

En lo que respecta al movimiento asociativo debemos avanzar en los modelos de transformación de servicios y en nuevas formas de apoyar a las personas con discapacidad intelectual que pongan en el centro a la persona y que se orienten a responder a su proyecto de vida, libremente elegido por esta.

Otro de los retos fundamentales con los que nos encontramos en desterrar la idea de que la vida independiente y por tanto la asistencia personal solo tiene cabida para aquellas personas que tienen una cierta capacidad para tomar decisiones.

La vida independiente es un derecho que no exige determinadas capacidades ni niveles de funcionalidad.

Muchas personas con discapacidad intelectual necesitan apoyos para tomar decisiones, desde mi punto de vista, este apoyo al igual que en muchos otros ámbitos será tarea del asistente personal, al igual que lo ya lo es de otras figuras de apoyo ya existentes.

Algunas personas con discapacidad intelectual no darán instrucciones de manera directa o explicitas, no solo a su asistente personal, sino quizá no lo hagan con ninguna otra persona.

Al igual que la posibilidad de tomar decisiones, la de dar instrucciones o la de hacer prevalecer su opinión con respecto al otro cuando se trata de decidir sobre la vida de uno mismo, son en ocasiones aprendidos, fruto de un continuo de experiencias vitales en las que su opinión no ha sido debida o suficientemente tenida en cuenta.

En otras ocasiones por dificultades en la comunicación o cualquier circunstancia análoga, la transmisión de instrucciones o los procesos de toma de decisiones pueden ser más largos o más complejos, pero esto no implica la no capacidad para poder hacerlo.

En cualquier caso, hay formas para conocer lo que una persona quiere y lo que no o en última instancia para intuirlo, en función del conocimiento del otro.

Que este apoyo se preste de manera adecuada, es determinante y ha de prestarse desde el respeto puro y máximo por el otro.

Enlazando las dos ideas anteriores, los servicios centrados en las personas y para todas las personas, y teniendo en cuenta que estamos en unos momentos donde los servicios de asistencia personal se están generando de manera incipiente, tenemos que construir servicios para todos y no para unos pocos.

Un defecto que creo que arrastramos en el ámbito de lo social, y esto lo digo también por experiencias y errores propios, es que cuando comenzamos a impulsar servicios nuevos fruto de maravillosas ideas comenzamos por lo más fácil, que trasladado a nuestro sector son las personas con menos necesidades de apoyo. Porque queremos que funcionen, con la buena intención de que una vez demostrado que sirven se pueden generalizar a todas las personas.

Pero luego cuando contamos con el doble de recursos después de demostrar que nuestros proyectos han funcionado queremos que se beneficie el doble de gente, y en esta segunda fase tampoco llega a las personas con más necesidades de apoyo. Pues bien, este para mi es el tercer reto del desarrollo de los servicios de asistencia personal para personas con discapacidad intelectual.

Cuarta reto. Darles voz. Explícitamente. Visiblemente. Para las personas que no forman parte de nuestro movimiento asociativo, ¿de quién es la reivindicación de que existan servicios de asistencia personal para personas con discapacidad intelectual? Cuando estos servicios proliferen más lento de lo normal, cuando pasen 10 años y solo el 10 % de las personas con discapacidad intelectual accedan a la prestación de asistencia personal… ¿Quién va a salir a la calle? ¿Quién va a reivindicarlo? Y ahora os pido que echéis la vista atrás, y penséis,¿de quién fue la demanda de la PCP? ¿de la transformación de servicios?, ¿de quién los servicios de ocio inclusivos?

fotografía José Jiménez

José Mª Jiménez

Coordinador de los programa de Ciudadanía Activa y Auto Representacióin de Plena Inclusión Madrid.

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