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El huerto vertical es un proyecto de Plena Inclusión Madrid que dirige José Ramos, un voluntario experto en jardinería que todos los jueves desde noviembre de 2022 dedica unas dos horas al taller que realiza con reclusos con discapacidad intelectual, y que ha logrado dar un toque de color a los muros del patio del Centro Penitenciario Madrid III, ubicado en Valdemoro.
Se trata del primer taller grupal para personas con discapacidad intelectual o del desarrollo que se realiza en esta prisión y que, para Ramos, ha sido fundamental porque “han formado equipo, se han encontrado y han tenido la oportunidad de hablar entre ellos y de crear un vínculo de confianza”.
Petunias, flores de dragón, acelgas, cogollos de Tudela, fresas, cebollas o albahaca, están entre las distintas especies de plantas que han logrado enganchar a Antonio, Ángel, Soufian y John, los internos que nos han acompañado durante la visita realizada a este huerto ubicado en el patio donde se encuentra el campo de fútbol.
Todos han aprendido unas nociones básicas de jardinería vertical, en el caso de John se apuntó “porque si salimos a la calle toca aprender algo, como por ejemplo sembrar plantas” y en el caso de Antonio, porque le llamaba la atención este tipo de huertos “nunca lo he hecho y me ha gustado mucho”.
Un respiro a la monotonía de la cárcel
El verdadero propósito de este taller es, sobre todo, compartir tiempo y mantener charlas que sirvan de respiro a la monotonía propia del interior de los muros de prisión. “El taller era la excusa porque luego hemos hablado de todo”, explica el voluntario, al que todos agradecen su dedicación, “gracias a Jose, lo primero, porque es una persona voluntaria que viene aquí y escucha nuestras tonterías”, expresa Soufian.
Jose confiesa que ha habido muchos momentos de dificultad durante el proceso ya que no es fácil introducir ciertas herramientas en una cárcel, por ejemplo un taladro, pero reconoce que una vez se superan las dificultades y el proyecto se logra, “la satisfacción reconforta”.
A internos como Ángel, con autismo, le ha ayudado a ir superando pequeños retos, como conseguir manipular la tierra aunque sea “¡siempre con guantes!”, como él insiste, y ha encontrado tareas que jamás se hubiera planteado en una prisión, “me encargo de programar el temporizador del sistema de riego, es lo que más me gusta”.
Acceso a la Justicia y Ámbito Penitenciario
Este taller es un proyecto que nace de las responsables del programa de Acceso a la Justicia y Ámbito Penitenciario de Plena Inclusión Madrid, que solo en el año 2022 ha prestado apoyo a un total de 670 personas con discapacidad intelectual o del desarrollo en el ámbito judicial, además de a cientos de familiares y profesionales a través de formación y acompañamiento.