Plena Inclusión Madrid

Vicente Ballesteros hace un alegato contra la violencia machista con la pintura ‘La mujer luchadora’

Vicente Ballesteros es artista y tiene discapacidad intelectual.
Es participante de la Asociación Rudolf Steiner.

Ha pintado el cuadro ‘La mujer luchadora’ para homenajear a las mujeres maltratadas.

Ha regalado el cuadro a Plena Inclusión Madrid como agradecimiento por su trabajo.

Vicente asegura que no ha recibido nunca clases de pintura y que la pintura es una vía de escape.

Vicente Ballesteros es artista y tiene discapacidad intelectual. Sin embargo, y a pesar de sus cualidades, dedicarse a la pintura no entra dentro de sus planes. Vicente hace un homenaje a las mujeres maltratadas y denuncia la violencia machista con su obra ‘La mujer luchadora’, que ha querido entregar a Plena Inclusión Madrid por el trabajo que realiza la federación por lograr «la igualdad y por los derechos de las personas».

El artista y participante en la Asociación Rudolf Steiner, que tiene 49 años y vive en un piso tutelado con 10 compañeros, explica que tardó en pintar el cuadro apenas una semana. «Estaba nervioso y me refugié en eso. Se me ocurrió hacerlo para todas las mujeres de España», afirma.

La idea era crear algo que sirviera como «regalo a todas las mujeres que han sufrido maltrato o abusos» y como «homenaje» a quienes luchan por sobrevivir «en este mundo tan machista», prosigue.

Vicente descarta dedicarse a la pintura o la creación artística como profesión. «Me reporta tranquilidad, lo uso como terapia. Cuando me siento mal la única vía de escape que tengo para distraerme», explica.

Observando ‘La mujer luchadora’ llama la atención que no haya asistido nunca a clases de pintura ni haya recibido los consejos de un profesional. «Cuando pasaba por los mercadillos me fijaba mucho en los cuadros y entonces pensé ‘yo también puedo’. Y me dediqué a pintar», asegura.

Vicente, que fue candidato al Comité Autonómico de Representantes de Plena Inclusión Madrid a finales de 2019, reside en un piso tutelado en el que los residentes cuentan con un equipo de personas de apoyo de Rudolf Steiner les ayudan en las tareas diarias o les acompañan cuando necesitan realizar algún trámite. Una de las cosas que más añora es un trabajo en un centro hípico y «los críos» a los que ayudaba en sus clases de equitación. 

Ahora, mientras la vida vuelve poco a poco a la normalidad tras la crisis sanitaria, esperamos la próxima obra con la que Vicente nos sorprenda y seguimos aplaudiendo su arte.

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