Estamos en un momento clave para definir cuál es el sistema de cuidados que queremos y merecen las personas, desde la infancia hasta la última etapa de la vida.
Debemos dejar atrás un sistema basado en procesos de institucionalización para desarrollar un sistema de apoyos que ayude a las personas y a sus familias a definir la vida que desean y vivirla dignamente en igualdad de condiciones al resto de la ciudadanía.
Asumir esta nueva mirada supone implementar nuevas políticas públicas y mejores prácticas comunitarias que provean buenos apoyos y buenas vidas en buenas comunidades.