Plena Inclusión Madrid

«Corriente». Primeras sesiones del proyecto de teatro de Espacio Convergente

«Corriente» es un proyecto de teatro desarrollado dentro del programa Espacio Convergente.

En este proyecto participan ocho personas con discapacidad intelectual de la Fundación Ademo.

Las sesiones de «Corriente» están dirigidas por Juanfra Rodríguez.

Diario de sesiones #1
Residencias Espacio Convergente. Proyecto “Corriente”
Juanfra Rodríguez
Espacio creativo: Fundación Ademo

Las personas que componen Corriente son Ana, Marta, Visi, Natalia, Luis, Víctor y Pedro. Sergio estuvo los tres primeros días, pero decidió no continuar. Siempre hemos estado bien acompañados de Isabel y José, de la Fundación Ademo. 

Día uno

Este fue un día de conversaciones, para que fueran surgiendo deseos, inquietudes, preguntas, sueños. La pauta era hablar alto y lo más claro posible para que los demás nos pudieran oír y entender. El pudor mandaba, y aún así se notaban ganas de comunicar y de ser escuchado. Lo que predominaba eran las fantasías de princesas y héroes, el tipo de persona colocada en un lugar de admiración. Ahí se fueron colando también manifestaciones de desencanto y frustración. 

Sergio señalaba que, a veces, siente desgana, y que no le gusta esa sensación. También reconoce que le cuesta sonreír. Visi nos contó que sus hermanos le molestan y no la dejan dormir. Muerta de la risa habló de su hermano que se calienta los pies con un secador de pelo, cuando tiene frío. Natalia no quiere que su hermano se saque el carné de conducir, le da miedo. Natalia come a escondidas de noche. Pedro también come a escondidas de noche, cuando nadie le ve. 

Visi tiene miedo de estar embarazada de Luis. Luis también está muy preocupado, pero como es adicto al móvil eso le ayuda a escaparse. Ana quiere ser una princesa durmiente. Marta prefiere a Bella, que lee y se enamora de un monstruo. Sergio reconoce su adicción a la Coca-Cola y que, a veces, le gustaría vestirse como una mujer. Visi ya no es adicta a la Coca-Cola. 

Día dos

Empezamos a armar nuestra escenografía: las lámparas. Como soy una persona con dificultad para montar lámparas de Ikea y, por extensión, con todo lo relacionado con la electricidad, me sorprendió la destreza y rapidez que tuvieron todos con esta tarea. Desde mi propio prejuicio, creía que iba a ser más difícil. 

Hablamos del teatro, y de cómo se juega con mentiras que parecen verdades. Les pedí
que se inventasen mentiras y que hablasen lo más alto y claro posible. Hicimos un
pequeño escenario acotado e iluminado con algunas lámparas. Pusimos un banco, y
fueron saliendo de uno en uno. 

Pedro nos dijo que su padre siempre estaba alrededor suyo, y que le abrazaba y le daba
ánimos. Sergio habló de cómo iba por la calle y la gente no le veía; él tampoco veía ni
oía a nadie. Era un zombi. Marta contó la mentira de que era una mujer segura. Víctor
se sumó y dijo que él también era una mujer segura. Visi nos confesó que estaba
embarazada. Víctor nos recordó que él era el Capitán América y que había matado a
mucha gente mala. Ana reconoció que odiaba el café, que estaba enfadada y que
odiaba a la gente. Luis, con decisión, nos dijo que era Hulk y que había destrozado una
cama, un televisor y un coche.

Después de contar mentiras, pasamos a la acción: hacerse cosquillas de mentiras. Uno
jugaba a hacer cosquillas a su compañero o compañera, pero sin tocarlo, sólo haciendo
el gesto. La otra persona jugaba a reaccionar como si le estuvieran haciendo cosquillas
de verdad. 

Día tres

Comenzamos a jugar con el código de escenografía objetual: las lámparas iban a
representar a personas. Les dijeron piropos o les declararon su amor. Abrazaron a las
lámparas… Pasamos al otro extremo: se enfadaron con las lámparas, incluso las
empujaron…

Repetimos el esquema, pero ahora el rol de lámparas lo haría una compañera o
compañero, aunque con la diferencia que no se podían tocar. Se implicaron mucho con
este juego, y crearon acciones muy divertidas. Sigue costando mantener en el tiempo las
acciones que crean, se diluyen enseguida. Señalé este hecho para que tomásemos
conciencia de esta dificultad, para continuar trabajando en ella.

Una de las tareas importantes en este proceso es que la colaboración entre ellos
funcione bien: que se escuchen, que se apoyen, que no se saboteen, creativamente, ni a
sí mismos ni a los demás. Creo que parte de esta labor llega bien alimentada desde
Ademo, porque como equipo están funcionando muy bien.

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