Sergio Díaz es uno de los miembros del Comité de Representantes de personas con discapacidad de Plena Inclusión Madrid.
Le hemos hecho una entrevista para saber cómo ha pasado el confinamiento por el coronavirus.
También para que nos cuente qué espera de la desescalada y del futuro.
Los miembros de Comité se han reunido estos 3 últimos meses por videollamada.
Sergio reconoce que al principio le costó acostumbrarse a las nuevas tecnologías y que echa de menos a sus compañeros.
La irrupción del coronavirus en las vidas de la población española ha desencadenado una serie de inquietudes, cambios y miedos que las personas con discapacidad intelectual han vivido con especial intensidad. Para conocer cómo ha sido el confinamiento y cuáles son sus expectativas de cara al futuro, hemos hablado con Sergio Díaz, uno de los miembros del primer Comité Autonómico de Representantes de Plena Inclusión Madrid, cinco hombres y cinco mujeres cuya actividad fue interrumpida por la COVID-19 apenas dos meses después de ser elegidos en las urnas.
El confinamiento impuesto tras ser declarado el estado de alarma obligó a los miembro del Comité a cambiar las visitas que tenían programadas a las distintas entidades que conforman el movimiento asociativo por encuentros virtuales, en los que intentan recoger periódicamente las necesidades de las personas con discapacidad intelectual o del desarrollo. En estas reuniones online, les han transmitido su preocupación por “no saber cómo va a ser su vida, cómo se van a incorporar a sus ocupaciones” después de la crisis sanitaria, asegura Sergio.
Él mismo comparte esas mismas inquietudes. «He vivido el confinamiento con miedo, con angustia, no saber cuándo volvería mi vida normal”, indica a través de una videollamada, un canal de comunicación que, confiesa, no le gusta demasiado y al que le ha costado acostumbrarse. “No me gustan mucho las reuniones por Zoom y por Skype. Prefiero poder estar juntos en una sala”, afirma.
«Para mí lo peor es no poder sentir el abrazo. Lo estoy pasando mal»
Si puede elegir, Sergio lo tiene claro: prefiere la cercanía personal, una cercanía que está lejos de volver a instaurarse por el momento. “Para mí eso es lo peor, no poder sentir el abrazo. Lo estoy pasando mal”, admite.
Incorporar las herramientas digitales como un canal de comunicación más para sus tareas cotidianas ha sido otro de los grandes retos para las personas con discapacidad intelectual o del desarrollo. Para ello, han sido fundamentales los apoyos naturales de sus familiares y de los profesionales. En este colectivo, la brecha digital ha sido especialmente notable durante la pandemia, como puso de manifiesto la encuesta realizada por Plena Inclusión Madrid el pasado mes de mayo. Por poner un ejemplo, los resultados demostraron que el acceso a los equipos tecnológicos es hasta 6 puntos menor en este colectivo que en el resto de la población.
La madre de Sergio, Mercedes, explica sin ir más lejos que en este contexto se decidió a adquirir un teléfono móvil para que su hijo pudiera seguir manteniendo la comunicación con sus compañeros y su participación como miembro del Comité Autonómico.
Pocas salidas al exterior
Durante el confinamiento, Mercedes ha sido el gran apoyo de Sergio, que tiene 46 años y participa en la Fundación Gil Gayarre, en el apartamento que ambos comparten en el centro de Madrid. Sergio reconoce que lo ha pasado mal por el obligado distanciamiento de su familia y sus compañeros del centro, a los que echaba mucho de menos, y que para pasar el rato ha escuchado mucha música –es muy aficionado y participa en el coro de Adilas-, ha visto series antiguas y ha conseguido dar largos paseos en el limitado espacio de su casa.
Salir a la calle le ha costado más esfuerzo. Hasta el momento, reconoce, solo ha abandonado su vivienda en dos ocasiones. “Salir impresiona mucho. Ver gente con mascarilla, quienes no la llevan…”, comenta.
Ahora, afronta la desescalada con optimismo y un deseo fundamental, marcharse de vacaciones con sus compañeros de Aspace a una casa rural a Segovia y, después, pasar con su madre unos días en Málaga. “Necesito salir de Madrid, estoy cansado”, reconoce, después de tres meses de incertidumbre por la pandemia de la COVID-19.
A pesar de la necesidad de tomarse un descanso, Sergio admite que el papel del Comité será muy importante en las próximas semanas. “Ahora tenemos que conseguir información más clara, saber cómo va a ser la desescalada para nosotros, cómo va a ser en las residencias y también cuándo”, concluye.
Foto: Amaya Gómez /Plena Inclusión Madrid