Javier es el director de la Residencia Valle de la Oliva para personas mayores.
Calixto es una persona con discapacidad intelectual
de la Fundación Gil Gayarre.
Calixto trabaja como voluntario en la Residencia Valle de la Oliva.
Una persona voluntaria trabaja sin cobrar dinero.
Lo habitual es que las personas voluntarias
hagan trabajos de ayuda a otras personas.
Javier y Calixto se conocen desde hace 8 años.
Ellos toman juntos un café un día a la semana y se han hecho amigos.
Javier ha visitado a Calixto en su casa
y ha descubierto cómo vive con otras personas.
Calixto vive en un piso compartido, no es una residencia.
Javier dice que Calixto le parecía muy callado al principio,
pero ahora cree que es cariñoso y cercano.
Javier también cuenta que Calixto hace muchas cosas
como voluntario sin ayuda.
Calixto toma las decisiones y pregunta cuando lo necesita.
Javier admira a Calixto.
Él está acostumbrado a ver cómo las personas con discapacidad intelectual
reciben ayuda.
Pero con Calixto ve que las personas con discapacidad intelectual
pueden ayudar.
Calixto atiende a las personas mayores para el desayuno
y les ayuda a moverse, cuando lo necesitan.
Javier ha descubierto que una persona con discapacidad
también puede ser voluntaria.
Calixto participa en un proyecto llamado Mi Casa.
Este proyecto quiere conseguir que las personas con discapacidad intelectual
vivan por su cuenta en su casa con los apoyos que necesiten.
Además, propone que las personas con discapacidad intelectual
participen en las actividades de su barrio o de su pueblo
como cualquier otra persona.
Javier Hinojosa toma un café cada semana con Calixto, una de las personas con discapacidad intelectual de la Fundación Gil Gayarre que desarrollan una vida independiente y en comunidad gracias al proyecto Mi Casa.
Javier y Calixto se conocen desde hace ocho años, cuando Javier se incorporó a la dirección de la Residencia Valle de la Oliva, en la que Calixto ya era voluntario. Muchos cafés y conversaciones juntos después, han establecido una relación tan especial que Javier incluso ha visitado a Calixto en su domicilio, donde ha comprobado cómo convive con sus compañeros.
Calixto y muchos de sus compañeros viven una vida en comunidad, una vida como otra cualquiera
“Calixto es una persona muy especial, al principio cuando le conocí me pareció una persona distante y callada, pero enseguida en cuanto te conoce se abre y se muestra cariñoso y cercano” explica Javier, quien destaca la gran autonomía de Calixto en el desarrollo de sus funciones como voluntario.
“Es él mismo quien toma las decisiones sobre su actividad, si alguna vez le surge alguna duda, le resuelve preguntando” nos explica, antes de calificar como admirable que una persona con discapacidad intelectual, tradicionalmente receptora de apoyos, pueda invertir ese rol para ayudar a otras personas.
Para realizar voluntariado, solo hay que tener ganas de ser voluntario, y sobre todo de dar sin esperar nada a cambio
Cada semana, cuando las personas que viven en la Residencia bajan de sus habitaciones a desayunar son recibidas por Calixto, que les trata con mucho respeto y les ayuda en sus desplazamientos cuando tienen la autonomía limitada. A lo largo de estos años, Javier ha podido comprobar que la discapacidad no es una característica importante para el desarrollo de este voluntariado, y que, aunque presente, a Calixto no le impide hacer nada en su vida.
Mi Casa: Una Vida en Comunidad
El proyecto Mi Casa: Una Vida en Comunidad, promueve que Calixto y otras personas con discapacidad intelectual puedan, con los apoyos necesarios, llevar una vida independiente y participar en actividades de la comunidad.
Impulsado por Plena Inclusión, está financiado por el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia del Gobierno de España, a través de los fondos NextGenerationEU de la Unión Europea. Afanias, Apadis, Fundación Aprocor, Fundación Gil Gayarre y Pauta, desarrollan el proyecto en la Comunidad de Madrid