Plena Inclusión Madrid

Una encuesta a familias refleja el elevado impacto emocional que ha generado la COVID-19

Plena Inclusión Madrid ha realizado una encuesta a las familias.

Les ha preguntado qué impacto ha tenido el coronavirus en sus vidas. 

Las preguntas se relacionaban con la situación económica, la situación laboral, la conciliación, el clima familiar y el bienestar emocional. 

Han participado más de 1000 familias. 

Entre los principales resultados se encuentran:

  • El 43% están afectadas económicamente por la crisis
  • 1 de cada 8 familias está en una situación económica preocupante.
  • El 37% cree que su situación laboral es peor.
  • 1 de cada 5 está viviendo un ERTE.
  • 1 de cada 4 ha dejado su trabajo o reducido la jornada para cuidar de su familiar con discapacidad. 
  • 1 de cada 3 afronta la situación con estrés y sobrecarga. 
  • Más de la mitad tienen necesidad de apoyos. 
  • 3 de cada 5 necesitan refuerzo escolar.
  • 8 de cada 10 necesitan que su familiar con discapacidad retome sus actividades.

Una de cada tres familias de personas con discapacidad intelectual o del desarrollo afronta la actual situación de la COVID-19 con sobrecarga, estrés y grandes dificultades emocionales, y que se agrava en las que son monoparentales, según una encuesta realizada por Plena Inclusión Madrid y en la que han participado 1.052 personas.

En dicha encuesta, realizada entre el 29 de abril y el 4 de mayo, un tercio de las personas encuestadas indica que se ha adaptado bien a la situación. No obstante, el 81 por ciento expresa su necesidad de que se retomen las actividades para personas con discapacidad. Asimismo, muchas de ellas precisan de servicios de respiro, y 4 de cada 5 que asisten a recurso escolar, requieren refuerzo en este sentido.

Impacto económico y laboral 

Un 43 por ciento de las familias encuestadas se ha visto “bastante” o “muy afectado” económicamente por la crisis de la COVID-19. Un 30 por ciento indica que han aumentado sus gastos familiares, cifra que se eleva hasta el 40 por ciento en el caso de los monoparentales. Una de cada ocho familias manifiesta encontrarse en una situación económica preocupante.

Esta situación viene a agravar la situación de familias que ya en condiciones de normalidad,parten con una situación de desventaja económica ya que la renta media de sus hogares es un 25 por ciento menor que la media, y afrontan un sofreesfuerzo económico medio anual de 24.237 € que puede alcanzar los 47.129 € en el caso de personas con más necesidades de apoyo (Estudio sobre esfuerzo económico realizado por Plena inclusión España)

Peor situación laboral y mayores dificultades para la conciliación

En el ámbito laboral, en el 37 por ciento de los casos la situación ha empeorado: una de cada cinco personas está en situación de ERTE. Además, un 12 por ciento son autónomos con lo que han reducido o perdido sus ingresos. 

En lo relativo a la conciliación, la intensidad y la frecuencia de los apoyos que requieren las personas con discapacidad intelectual o del desarrollo ha obligado a que uno de cada cuatro familiares haya dejado su trabajo o reducido su jornada para poder hacer frente a los cuidados de su familiar con discapacidad intelectual o del desarrollo.

De las personas que están trabajando, presencial o telemáticamente, 3 de cada 5 manifiestan dificultades para conciliar los ámbitos familiar y laboral.

Clima familiar

El clima familiar es el que más resultados positivos arroja. Dos de cada tres declara vivir esta situación “razonablemente bien”, un 5 por ciento lo califican de complicado y un 9 por ciento considera que la continuidad en el tiempo de las medidas previstas por la situación dificulta la convivencia al aumentar la tensión y el cansancio.

Incertidumbre ante el futuro

La encuesta sobre el impacto de la COVID-19 a las familias de personas con discapacidad intelectual o del desarrollo refleja la incertidumbre de cómo esta situación les afectará en el futuro.  Muchas de ellas viven con ansiedad el momento en el que deban reincorporarse a sus puestos de trabajo en el que caso de que no coincida en el tiempo con la vuelta a las rutinas de su familiar con discapacidad intelectual.

Los mayores impactos familiares que refleja la encuesta se producen además en aquellas familias con personas con discapacidad intelectual de 0 a 21 años, en edad escolar o en tratamientos de atención temprana.

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