Plena Inclusión Madrid

Llenas de vida y más resilientes que nunca

Plena Inclusión Madrid organizó un encuentro de mujeres online. Se conectaron más de 100 mujeres.

La directora de Plena Inclusión Madrid dio la bienvenida. Dijo que era importante seguir hablando de las mujeres con discapacidad también durante esta pandemia. 

Ana Peláez explicó que la pandemia afecta más a las mujeres con discapacidad.

Mayte Gallego animó a las asistentes a no permitir que les digan «no puedes».

Cuatro mujeres con discapacidad intelectual contaron sus experiencias. 

  • Milagros Martín dijo que ha aprendido a ser más independiente.
  • Nuria se ha convertido en la profesora de su hija.
  • Fátima cuidó de su familia cuando sus padres y su hermana estuvieron enfermos de coronavirus
  • Silvia ha pasado la pandemia viviendo con una amiga. Ha aprendido cosas que antes no eran su responsabilidad.

El encuentro “Llenas de Vida: Experiencias desde el confinamiento”, conectó a más de un centenar de mujeres el pasado miércoles 28 de abril con el fin de conocer a través de los testimonios de cuatro mujeres, historias personales de resiliencia, superación y contribución en estos momentos en los que la situación provocada por la COVID19 las ha puesto a prueba, a ellas también, en sus diferentes entornos.

La directora general de Plena Inclusión Madrid, Silvia Sánchez, daba la bienvenida a las asistentes y destacaba la importancia de este encuentro para que ante la urgencia por atender situaciones tan difíciles como estamos viviendo, no dejemos de hablar de las mujeres, de todas en general, pero también de las mujeres con discapacidad. Sánchez, afirmó convencida que las mujeres con discapacidad parten con ventaja al estar acostumbradas a resistir, a luchar y a ser resilientes si bien, alertó, también asumen más riesgos al ser quienes se convierten en cuidadoras, poniendo en juego el mantenimiento de sus empleos y exponiéndose a mayores situaciones de violencia de género que pueden quedar ocultas por el confinamiento. 

«No estás sola»

El encuentro comenzó con la intervención de Ana Peláez, miembro del Comité de las Naciones Unidas para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer, quien ha advertido del especial impacto que la pandemia de coronavirus tiene en las mujeres y niñas con discapacidad, así como en las personas cuidadoras, que mayoritariamente son mujeres.
Peláez ha recomendado a las mujeres que durante la pandemia se cuiden y vigilen su salud, también la ginecológica y reproductiva; ha alertado sobre las situaciones de violencia de género y en la necesidad de pedir ayuda porque, ha recalcado “No estáis solas” y el confinamiento no puede convertirse en un motivo que oculte estas situaciones.

Mayte Gallego, también mujer con discapacidad y presidenta de la Comisión de Mujer de CERMI Comunidad de Madrid afirmó que en situaciones como las que estamos viviendo, las mujeres demostramos nuestra gran capacidad de resiliencia y capacidad para luchar entre otras cosas, porque nos agrupamos y apoyamos unas en otras. Mayte felicitó a las mujeres asistentes por demostrar la fuerza que tenéis y lo valiosas que son y las animó a no permitir que nadie les diga que no pueden, puesto que “lo conseguiréis”, aunque sea más despacio.


El reto tecnológico y el autoconocimiento

Milagros Martín, usuaria de Fundación Juan XXIII expuso cómo esta situación le está ayudando a reflexionar sobre muchas cosas, y a aprender a vivir lo mejor posible. Martín afirma que ha aprendido a dar valor a las cosas, como hacer la comida a diario, hacer la compra, mantener la casa. Para Martín, este confinamiento le da la oportunidad de aprender y de ser más independiente. Ha organizado su rutina incluyendo tiempos para sentirse bien y para mantener el contacto con profesionales de apoyo y compañeros.

Profesora Unicornio

Bajo este sugerente título se esconde el nombre con el que Aroa (9 años) llama a su madre, Nuria, desde que comenzó el confinamiento y tuvo que convertirse en su profesora para reforzar lo aprendido durane el curso.

Nuria es víctima de un ERTE y aunque su marido mantiene el empleo está preocupada por cómo van a hacer frente al futuro. Sin embargo, reconoce que esta situación le ha servido para pasar más tiempo con su hija, con quien trabaja a diario su autonomía y las tareas escolares. Para Nuria lo más complicado ha sido buscar fichas en Internet, ya que el centro tardó en enviar actividades para los alumnos y alumnas, y confiesa que su mayor dificultad es el apoyo en matemáticas. Fuera de las tareas escolares, ambas disfrutan de su tiempo libre y aprenden cosas juntas, como hacer magdalenas, pan o masa de pizza.

Tomar las riendas con la familia enferma por la COVID19

Fátima, una joven que vive con sus padres, hermana y sobrino, ha tenido que hacerse cargo de la casa al caer sus padres y su hermana, enfermos por coronavirus. Reconoce no haber tenido tiempo para aburrirse durante el confinamiento, y cómo hacer la compra ha sido una de las tareas que más le ha agobiado. Aunque su familia hacía la lista de la compra, una vez en el súper era difícil encontrar todos los productos. “Poco a poco me fui sintiendo más segura y aprendí a pagar con tarjeta” Otro punto positivo de esta pandemia es que he tenido que trabajar la paciencia, “me vi sola y con muchas cosas, ahora que mi familia está recuperada estoy más tranquila”.

Quiero vivir sola

Es la conclusión a la que llega Silvia después de pasar el confinamiento viviendo sola con una amiga. Con el apoyo puntual de la familia, ambas están afrontando la gestión de su hogar con un consensuado reparto de tareas y compaginando actividades de ocio, con juegos cognitivos y otras actividades para no pensar en que no pueden salir. “He aprendido mucho en este tiempo, cosas que antes eran responsabilidad de otros y que lo son ahora mía”

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