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Fundación Prodis y Fundación Telefónica, con la colaboración de Fundación Randstad y Plena Inclusión Madrid han presentado este modelo que consta de cuatro guías que recogen los resultados de un estudio sobre la influencia de la tecnología para impulsar la empleabilidad de las personas con discapacidad intelectual. Estas publicaciones ofrecen, a su vez, pautas para facilitar su incorporación laboral desde la visión de las empresas, los mediadores laborales y las propias personas con discapacidad intelectual o del desarrollo.
El acto de presentación contó con la participación de Carmen Morenés, directora general de Fundación Telefónica; María d’Orey y Yone Castro, de Fundación Prodis; María Viver, directora general de Fundación Randstad; Marisa Vicente, responsable de diversidad del Área de Personas de Telefónica España; José Aniorte, gerente de la Agencia para el empleo del Ayuntamiento de Madrid; Javier Luengo, director de Plena Inclusión Madrid; Encarnación Rivero, directora de la Agencia Madrileña de apoyo a las personas adultas con discapacidad intelectual de la Consejería de Asuntos Sociales de la Comunidad de Madrid, entre otros.
Además, Samantha Vallejo-Nágera moderó una mesa con dos personas con discapacidad intelectual, Javier López-Aranda (NTT Data) y Raquel Lozano (Biogram), que contaron en primera persona su incorporación al mercado laboral.
La influencia de la tecnología para impulsar la empleabilidad
El Modelo Digital de inclusión laboral para personas con Discapacidad Intelectual, ofrece los resultados de un estudio que pone de manifiesto la dificultad de las personas con discapacidad intelectual para acceder a oportunidades laborales, especialmente si carecen de habilidades digitales.
Una de las principales conclusiones señala que la contratación laboral de personas con discapacidad está 43.1 puntos por debajo de la población general y que la disposición a contratar aumenta a medida que el nivel de competencias digitales se considera medio o alto. El 8,3% de las empresas contratarían a personas de este colectivo con un nivel nulo de competencias digitales frente al 22,5 % que lo haría si las poseyesen.
Respecto al teletrabajo, se apuntan desafíos adicionales, ya que no solo requiere competencias digitales, sino también niveles de autonomía, autogestión y regulación que pueden resultar difíciles de alcanzar.
Otro dato relevante del estudio es la importancia de que las personas con DI sean capaces de protegerse a sí mismas y a los demás de posibles peligros en entornos digitales, como el acoso cibernético.