Plena Inclusión Madrid

La reapertura de los centros de atención temprana: de la teleintervención a la reorganización del espacio

Los centros de atención temprana vuelven a abrir sus puertas tras el confinamiento por el coronavirus.

Los profesionales atendían hasta ahora a los niños mediante videollamadas o teléfono.

Cuatro profesionales nos han contado su experiencia:

  • Mercedes Vallejo, de Fundación Ademo.
  • Mar Marín, de Grupo Amás.
  • Elena López-Rioboó, de Down Madrid.
  • Judith Pérez, de Envera.

La recta final de la desescalada ha traído consigo la reapertura de los recursos de las entidades que se vieron obligados a cesar su actividad presencial por la crisis sanitaria de la COVID-19. Es el caso de los centros de atención temprana, que, tras verse obligados a cerrar sus puertas, activaron todos los mecanismos online para poner en marcha una teleintervención efectiva y eficiente que cede ahora el relevo a sesiones presenciales con nuevas medidas para proteger a usuarios y profesionales de una pandemia que aún no tiene fecha de caducidad.

Como sucedió con muchas otras actividades, el estado de alarma y el obligado confinamiento obligó a las entidades a reestructurar su trabajo y a adaptarlo a las nuevas tecnologías con el objetivo de mantener la atención a las personas con discapacidad intelectual y a sus familias. Para ello, los profesionales tuvieron que superar varios obstáculos, como los problemas tecnológicos, la limitación de medios en sus propios hogares para realizar un teletrabajo no planificado o el desarrollo de las sesiones a distancia.

“El primer problema que nos encontramos fue que veníamos de trabajar de forma presencial y teníamos que hacerlo de forma telemática, y nunca lo habíamos hecho”, explica Mercedes Vallejo, coordinadora del Centro de Atención Temprana y Tratamiento Infantil de Fundación Ademo.

“Nos hemos tenido que reinventar. Fue un esfuerzo muy grande en el primer mes, pero en este momento lo estamos amortizando”, ratifica Mar Marín, directora del Área de Infancia del Grupo Amás, quien detalla que, en general, y en función de los medios tecnológicos con que contaba cada familia, se han podido trabajar los objetivos de intervención que se habían impuesto.

La situación en los hogares, tanto por el acceso a los medios telemáticos como por otros aspectos como el teletrabajo, situaciones personales, etc. “ha sido diferente”, especifica Elena López-Rioboó, coordinadora del Centro de Atención Temprana de Down Madrid. “Hemos tenido de todo, desde familias que han estado desbordadas y les ha costado la teleintervención, que casi necesitaban más una llamada de desahogo, hasta las que lo han llevado fenomenal”, afirma.

Judith Pérez, psicóloga estimuladora del Servicio de Atención Temprana y Neurodesarrollo de Envera, destaca que con la teleintervención ha surgido “una herramienta nueva” de trabajo que valora muy positivamente. “Hemos podido ver a los niños en un contexto natural, la relación con las familias se ha fortalecido y nos ha dado una visión del pequeño más amplia”, nos cuenta.

Además, añade Mar Marín, “es una herramienta más de trabajo que ya hemos probado y que puede servir, por ejemplo, para seguir trabajando con niños que no puedan acudir a nuestro centro. Nos ha descubierto otra forma de intervenir en atención temprana”.

El ‘empoderamiento’ de las familias

Servicio de Atención Temprana de Fundación AdemoEl papel de las familias ha variado notablemente, un papel que las profesionales de atención temprana consideran que han “empoderado” a los progenitores. “Los padres se han sentido muy bien porque al estar en casa han podido observar más a sus hijos y ayudarles”, asegura Mar Marín.

El apoyo de los progenitores y del resto de miembros de la unidad familiar ha contribuido a que no se haya interrumpido la atención de los menores y a que el regreso a los centros, que retomaron su actividad presencial en la fase 1 en la Comunidad de Madrid, no se haya vivido como un cambio, sino más bien como una continuidad del trabajo.

La incorporación de los menores de los centros de atención temprana en las primeras semanas ha variado enormemente en función de la entidad, aunque la tónica generalizada es que se ha retomado la actividad presencial en una proporción muy elevada, en aproximadamente el 75% de los niños y niñas. En cualquier caso, las profesionales entienden que el modelo ideal, al menos mientras duren los efectos de la pandemia, es el de combinar la teleintervención con las sesiones presenciales.

Las dos modalidades combinan bien. Teleintervención e intervención presencial, o bien intervención presencial más intervención en los entornos naturales de menor”, asegura Mercedes Vallejo, que puntualiza que no se puede limitar el trabajo a las herramientas telemáticas y depositar en los padres y madres funciones que deben asumir profesionales.

Judith Pérez, en una sesión

Mascarillas y desinfección

Los servicios de atención temprana fueron los primeros que retomaron su actividad presencial en las entidades que atienden a personas con discapacidad intelectual o del desarrollo, por lo que estrenaron los protocolos de prevención y seguridad ante la incidencia de COVID-19. “Al principio da sensación de vértigo volver. Sobre todo, porque implementábamos todas las medidas que iban a aplicar el resto de servicios de la entidad. Pero después compruebas que los protocolos funcionan”, reconoce Elena López-Rioboó.

Para proteger a los menores y los profesionales se han aplicado en estos centros medidas muy estrictas, como el uso de equipos de protección individual (EPIS) por parte de los trabajadores, exhaustiva limpieza (con una pausa de aproximadamente 15 minutos entre sesiones para desinfectar) y, en la medida de lo posible, distancia social.

En la aplicación de estos protocolos ha ayudado la naturalidad con la que los niños y las niñas afrontan las sesiones a pesar de las EPIS y del resto de medidas. “Cuando llegan nos quitamos las mascarillas, las gafas o la pantalla a distancia, para que sepan quiénes somos, y luego nos la volvemos a colocar. Y no tienen problema alguno”, explica Mar Marín.

Sobre el aprendizaje que han sacado del complicado periodo desde el inicio de la pandemia, las profesionales lo tienen claro. Además, de la implantación de un modelo mixto que incluya la intervención por medios telemáticos, destacan “el trabajo conjunto con la familia”. “A veces que se entiendan los objetivos desde todas las miradas es complicado cuando estamos en nuestro centro, en nuestro espacio cerrado”, concluye Elena.

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