Plena Inclusión Madrid

Uno y Siempre Diverso. Exposición Virtual de Arte Outsider

La exposición se llama Uno y Siempre Diverso y se presenta el día 22 de septiembre en La Casa Encendida.

Hay 33 cuadros, pintados por 17 artistas.

Todos los artistas son personas con discapacidad intelectual.

La comisaria de la Exposición es Gabriela García.

La función de una comisaria es organizar la exposición.

Gabriela ha tenido que seleccionar las obras de la exposición entre más de 700 que se presentaron.

El objetivo de esta exposición es mostrar el trabajo artístico que realizan las personas con discapacidad, que no tiene oportunidades de exhibirse en los espacios habituales para el arte.

[OBRAS] Exposición Arte Outsider "Uno y siempre diverso"

AUTORES

En la galería que acompaña estas líneas, hemos retratado a los autores de las obras en sus lugares de trabajo, en los talleres y durante sus procesos creativos.

[ARTISTAS] Exposición de Arte Outsider "Uno y siempre diverso"

Esta exposición ha sido concebida por Plena Inclusión Madrid para dar visibilidad o, dicho literalmente, para sacar de sus carpetas, al nutrido patrimonio artístico que atesoran los talleres en los que trabajan personas con discapacidad intelectual.

Talleres en los que el arte sucede y se sucede de forma continuada aunque con discretísima repercusión. Espacios en los que trabajan personas que cada semana encuentran en el contacto con el material plástico, una vía de expresión, una forma de empoderamiento de su imaginario y un puente que une lo interno con el mundo ahí fuera.

Imágenes como las que aquí se desvelan llevan décadas inspirando a artistas “profesionales” locos por descondicionarse. Quizás el más conocido por ello sea Jean Dubuffet, creador del término art brut. Como él, en España, artistas como Tapies o Evru han encontrado en el arteoutsider, una forma de “participación” del primitivismo magnético que emanan obras como el retrato de David Pérez.

Las creaciones que aquí se exponen son interesantes como puros repertorios de formas, pero se enriquecen, además, cuando conocemos a quienes están detrás, sus historias, sus procesos creativos y sus rituales. Es interesante saber, por ejemplo, que Pablo Escribano lleva tres años dibujando su autorretrato y que antes de ponerse a pintar canta a los botes de pintura y les da golpes suaves, de percusión, en el costado. Luego trabaja en silencio, hasta que su compañero Miguel García se pone a recitar un fragmento del Capitán Garfio y Pablo le responde, representando una pequeña y automatizada obra de teatro, que se repite alguna vez más durante la sesión.

Miguel García inventa continuamente taxonomías: “sombreros”, “villanos”, “algo en la mano”… siempre en torno al tema de los superhéroes y personajes de animación. Los personajes que reinventa parecen brotarle sin esfuerzo, como si hiciera llamadas a un archivo inagotable.

En el taller, las onomatopeyas están a la orden del día. Si Miguel García está enfadado, dispara como uno de sus villanos y si Alberto Bustillo es quien se enfada, ruge como un león, porque en su particular universo quienes reinan son los animales.

Miguel Ángel Palacín no habla, cuando llega al taller se esconde. Su vocación de clown se ve en todo lo que hace, de él podemos ver en la exposición un autorretrato. El autorretrato es siempre un tema de interés recurrente, al igual que las letras, tratadas a menudo como entes independientes, como en las grafías superpuestas del recientemente fallecido Luis Gómez, que reitera un críptico escrito ¿quizás su firma? y lo utiliza como elemento compositivo.

También escribe Luis María Herrero y lo que escribe lo fusiona con trazos como llamaradas; y Miguel Rivero, a quien le encanta hablar y que lleva su verborrea a la pintura, igualmente enérgica, superpuesta y atropellada. Luego están los jeroglíficos de Tomás Jiménez ¿un alfabeto, quizás?

Esto que vemos aquí, estas obras, son también las huellas de un proceso que da cuenta de una persistencia psicológica. Es como proceso como han sido tradicionalmente valoradas, sobre todo por lo terapéutico que ello pudiera acarrear o por lo revelador de la psicología de la persona que pudiera resultar.

En España comienza a haber algunos talleres o centros orientados al desarrollo del potencial artístico de personas con discapacidad. Espacios en los que esta huella se plantea como un fin en sí mismo, sin detrimento de la acción terapéutica que el acto creativo pueda tener en la persona.

Por un lado, la creciente sensibilidad hacia estas creaciones singulares y por otro, la progresiva aunque lenta profesionalización del arteterapia, han conseguido que también en el seno de las instituciones, asociaciones o colectivos, esté teniendo lugar una especialización de los talleres que, en una u otra dirección, ambas valiosas y respetables, trascienden el antiguo y limitado enfoque de los talleres, más cercanos a la tradicional manera de entender la terapia ocupacional (como una ocupación que por el sólo hecho de serlo ya es terapéutica). Un cambio que acerca unos talleres al concepto de espacios de creación y a otros al de lugares para la terapia a través del arte.

En cualquier caso desde el punto de vista estético, desde la mirada arrojada por artistas, críticos, comisarios, galeristas e investigadores, el interés por estas obras es sintomático de nuestras sensibilidades hastiadas. Sensibilidades aburridas de la banalidad que envuelve a buena parte del arte contemporáneo y que, como ante un soplo de aire fresco, vuelven la cabeza hacia creaciones auténticas, sinceras y necesarias. Porque es en contacto con estas mitologías personales que residen en el fondo de todos los individuos, que recordamos que el arte es imprescindible, sólo uno y siempre diverso.

GRACIELA GARCÍA
- Comisaria -

Graciela García

Investigadora y comisaria especializada en Art Brut/Arte Outsider.
Trabaja como representante para la Galerie Christian Berst y la Fundación Art Brut Project realizando labores de investigación, comisariado y coordinación de publicaciones.

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