Plena Inclusión Madrid

Problemas tan complejos como el de la atención a la salud mental en personas con discapacidad intelectual implica movilizar a diferentes sectores de la sociedad

El Dr. José Luis Ayuso es jefe de psiquiatría del Hospital de la Princesa y está al frente del SEMS-di, Servicio especializado en salud mental y discapacidad intelectual de la Comunidad de Madrid. Hemos charlado con él, tras la reciente celebración de la jornada epilepsia y discapacidad intelectual sobre las novedades del SEMS-di y del Plan de Salud Mental del a Comunidad de Madrid. 

Dr. Ayuso, Ud. fue hace unos años impulsor del actual SEMS-di. ¿cuál era la situación de las personas con discapacidad intelectual y problemas de salud mental que hacía necesaria la puesta en marcha de este servicio?

Gracias a diferentes estudios sabemos que es una realidad clínica importante y muy frecuente que personas con discapacidad intelectual tengan una patología psiquiátrica añadida, y que esa concurrencia hace que tengan un peor funcionamiento y peor adaptación social. También percibimos que el problema clínico no era adecuadamente reconocido ni identificado y por tanto la patología no era adecuadamente abordada, empeorando la situación. Nos encontrábamos tratamientos farmacológicos mediante psicofármacos cuya prescripción no estaba clara y muy soportados en el tiempo.

De ahí surgió, en 2008, el SEMS-di, para dar respuesta a unas necesidades que por otro lado no eran diferentes a las de otras regiones de nuestro país, que contaban con programas específicos dirigidos a esta población.

Hay que tener en cuenta que se ha dado una expansión enorme en los programas de atención a personas con discapacidad intelectual y fundamentalmente desde los ámbitos de servicios sociales y educativo. Ese crecimiento necesario de recursos ha existido y la mayoría de las intervenciones tienen lugar ahí. En cambio, no ha habido nada parecido en el ámbito de servicios sanitarios y el abordaje de la discapacidad intelectual ha perdido protagonismo en el ámbito sanitario. Eso tiene enormes ventajas, pero además de esta necesidad de un adecuado funcionamiento y autonomía de las personas con discapacidad intelectual, hay que asegurar que tengan adecuada atención a su salud mental y salud general.

Desde la puesta en marcha del SEMSDI en ese año 2008 hasta ahora, una década después que vuelve a estar Ud. al frente del servicio, ¿qué diferencias ha encontrado entre el servicio que dejó y el actual?

Identifico que hay un apoyo institucional más claro por integrar la atención a problemas de salud mental en personas con discapacidad intelectual en el ámbito sanitario con recursos específicos desde el punto de vista sanitario y ubicado en el hospital, un aspecto también importante.

El servicio mantiene su organización, y debe dar apoyo a dispositivos que dependen de servicios sociales y educación, canales a través de los que hemos orientado las actividades y vías de acceso, y son por tanto exclusivamente los casos derivados desde estos dispositivos los que el SEMS-di aborda. Realizando evaluaciones in situ y ofreciendo recomendaciones.

Para quienes se pregunten por aquellas otras personas que están atendidos en médicos de familia, cabecera o centros de salud mental, decirles que es ahí donde deben estar y donde estarán bien atendidos. Igual que se defiende la necesidad de normalización e inclusión del colectivo en el ámbito laboral o educativo con los apoyos que se requieran, apostamos por algo semejante en el ámbito sanitario y de la salud mental y creemos la mejor manera de abordar estos problemas es dentro de la red pública especializada de atención a la salud mental o en colaboración con la atención primaria.

Para un adecuado reconocimiento de las patologías, hay que poner en marcha estrategias de formación para los profesionales de la red pública de atención a la salud mental de forma que tengan los conocimientos necesarios y estén preparados e informados. Por eso iniciativas como las que ponemos en marcha con Plena Inclusión Madrid van encaminadas a incrementar la capacitación de los profesionales de distinto tipo porque somos conscientes que el abordaje debe ser multidisciplinar y todos deben estar familiarizados con la forma de abordar estos problemas.

En resumen, tenemos un programa específico de apoyo y valoración de casos referidos desde servicios sociales y educación; una línea de asesoramiento a estos dispositivos con informes de valoración adecuados que tengan en cuenta que el abordaje va a ser en dispositivos normalizados y otra línea de capacitación y formación para incrementar las lagunas que hemos identificado de manejo de estos casos.

La actividad del SEMS-di se ubica en el plan de salud mental de la Comunidad de Madrid.

Sí, ahí es donde se identifica el refuerzo del servicio con acciones y dotaciones presupuestarias que hacen posible la actuación. El objetivo del SEMS-di es reforzar, porque la comunidad destinataria es muy amplia. Hemos planteado nuestros objetivos concretos para cumplir y dar respuesta a las necesidades que hemos identificado y a nuestros recursos.

La incorporación de los menores al SEMS-di es una de las novedades de esas líneas de actuación.

Efectivamente, tenemos profesionales específicos para atender a los menores y es una línea de trabajo que esperamos se consolide este año. Tenemos dispositivos móviles que van a centros a realizar evaluaciones en colegios de educación especial y hacen recomendaciones sobre el manejo de la situación. En el ámbito del menor, la mayoría de los casos están en contacto con psicología infantil o atención especializada, y lo que hacemos es evaluación para implementar determinadas recomendaciones en el ámbito educativo y coordinar los dispositivos. En adultos, va más relacionado con personas que toman psicofármacos y a quienes nadie les hace un seguimiento.

Por otro lado, tratamos de evaluar de forma integral por un equipo multidisciplinar integrado por profesionales de la psiquiatría, enfermería, psicología o trabajo social, y el informe y recomendaciones lo hace el equipo. Y esa es otra novedad.

Volviendo al plan de salud mental y haciendo una visión global además del SEMS-DI, ¿qué otras medidas destacaría en la atención al colectivo?

Hay una apuesta clara por el TEA, con dispositivos que pivotan en otros hospitales, pues la Consejería ha repartido los dispositivos de atención en diferentes áreas de gestión. En el ámbito del TEA están por ejemplo, en el Gregorio Marañón.

También hay una apuesta transversal para la psiquiatría infanto-juvenil, una apuesta por la apertura de hospitales de día en el ámbito de la infancia y la adolescencia y actuaciones genéricas que tienen que ver con las personas con enfermedad mental y relevantes para las personas con discapacidad intelectual como es, por ejemplo, combatir el estigma, favorecer la autonomía personal y los derechos. Y es importante porque un ámbito en el que identificamos el estigma de la salud mental y de la discapacidad intelectual, es en el sanitario, donde tenemos que estar sensibilizados para poder combatirlo.

Mantiene un contacto muy cercano con el grupo de profesionales en salud mental de Plena Inclusión Madrid, ¿cómo valora la relación con estos profesionales y qué impacto tienen en el colectivo?

Siempre he tenido claro que en el ámbito de la salud mental es imprescindible integrar y colaborar con todas las personas que son relevantes a la hora de abordar la salud:  usuarios, entidades, familiares, profesionales, e instituciones.

Esto es así en el ámbito e la patología general psiquiátrica, trastorno general,  y especialmente necesario con la discapacidad intelectual, donde hay un movimiento asociativo de larga trayectoria que ha conseguido mucho, porque si se han conseguido muchas cosas y una mejora en el abordaje de la discapacidad intelectual y la potenciación de la autonomía no ha sido por el  protagonismo de los profesionales de la salud mental sino del movimiento asociativo con su empuje y la capacidad de movilizar a quienes toman las decisiones para orientar las políticas necesarias sociales y educativas.

En esa colaboración hay que identificar sinergias y potenciar los puntos en común. Especialmente a la hora de sensibilizar a la sociedad sobre la importancia del problema, porque sólo así podremos encontrar los apoyos institucionales. Hay que saber dónde ir y lograr el apoyo institucional, que para problemas tan complejos como este, implica movilizar a diferentes sectores de la sociedad: políticas sociales, educativas, legales, sanitarias… y desde el ámbito sanitario exclusivamente el impacto es limitado.

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